lunes, 21 de diciembre de 2009

No me opongo a la Ley de Miedos. Au contraire! ¿Por qué no me invitan a los vernissages de la posvanguardia local? ¿Porque saben que no voy? Aún desde posiciones ligeramente conservadoras y mistificadoras yo es otro viejita querida, quedate tranqui. Desconfían de mi falta de instinto de supervivencia y de mi cara de desinformado pero haría todo – piensa sobre el viejo colchón, ya demasiado reseco de pensamientos manchados – por ser snob, pero qué significa. Tiro la 1º piedra. Y entre coolhunting y uncoolhunting me quedo con la 3º. No sé quiero un sol un, un dígito que marque 3, una revolución. ¿Tendré dos elefantes y no los veré? Juro que si la materialidad de mi obra – aunque sea su ausencia ¡y de locura! – fuera mi habilidad para posicionarme en el chart del barrio mi consumo no sería tan inocente ni pasivo ni me harían pasar tanto paco por liebre. ¡Quiero vivir! ¡Quiero samplear! ¡Quiero dejar una suerte de señal!...


- ¿Por qué lo sacás?
- Admite una heterogeneidad radical del Otro.
- ¿Pero no viste la volea que tiró? ¿No viste que dejó a 3 con el culo pal norte?
- Admite una heterogeneidad radical del Otro.


Miedos, mientras sean del encuentro.

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