martes, 16 de febrero de 2010


Era el cartel que en rotulación se leía en la pieza de tortura a la que fuimos conducidos por por por un Gran Conductor …[que electrocutado aún coduz.]


- Llamarle prójimo a un bulto en movimiento: desenlaces sin intriga / diferencias inquinas/ querencias/ un himno/ Lo que verdaderamente cuenta


No corrijo pero tampoco sigo.
(ni pensar que nadie rió cuando lo escuchamos)


Linda Liendo que trata de criar un tipo de ficcionalidad muy extraña y [¿al pedo?]: “Cuando uno ya llega a la mina número 100, tuvo un hijo, se hizo romper el orto, jugó un partido en las inferiores de Central, vio a Carlovich, se sacó una foto con la estatua de Olmedo, amó y fue amado, violó y fue violado, tradujo a Eliot, fue elegido el jugador del año en el equipo de la plaza (1991), hizo una monografía “digna de ser publicada” apenas entró a la facultad en primer año en la cátedra del único profesor relevante que había, mató a un…, fue querido y odiado por sus amigos, mató al padre y a la madre, ganó un juego de ollas en una rifa, logró hacer jueguitos de sentado, compartió el enamoramiento mutuo desde 7º grado, hizo un autorretrato a mano alzada sin foto ni putos cálculos geométricos, leyó todo, viajó a Uruguay, vio a Kempes abrazase a Palma después de hacerle un gol a Tiro Federal… digo a Ñuls, tocó en el Show de A.J., experimentó el Fin del Mundo y asistió a la llegada de los restos repatriados del Restaurador, fracasó en todo, por fin comienza a pensar en hacer La Gran Obra. ¡La Gran Obra!

¡! ¿? ¿La Gran Obra?
¿La gran obra? Paren, perdonen pero no puedo seguir de risa. ¡Basta! ¡Corte!”


Pero: - Mi analista me prohibió los chistes. No sé qué hacer.
Me prohibió el recurso al surrealismo y a la pornografía, a la crítica, a la filosofía, me prohibió el peronismo y la vanguardia.

Sólo me quedás vos; pero ya no me querés.

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