miércoles, 18 de noviembre de 2009

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Un abuso de filosofía cuando uno está ausente, sí, es trampa. Decían que la subjetividad es trampa. Y sí… quién no. Lo era. Es. Pero. Pero espero. No sólo que lo siga siendo sino, bueno sí: solo. Mientras Pocho-lo espera riega su obra en el hibernadero, espera – que pase el hiberno – y… ¡hay que pasar el hiberno!... Frío, calor: el clima es su circunstancia y cuesta circuncidar las frutas de estación de este lado de la Circunvalación. Está recaliente. Es por el efecto invernadero, algo por el estílico. Alcoholérico, didícoselo, y su fascismo empírico, empírico-deductivo, todo sea por dejar desertilingo un rato siendo que sólo abunda la rareza – rara – ante el corte de transmisión (nunca un pase gol). Qué lindo no era permanecer al resguardo de una salamandra tipo cartesiana. Ahora Cablevisión es el continuo. La cumbia en Capital es sociología; pero histeriquea en todas partes. Ojo.
Willy Iturri: último filósofo porteño.

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