sábado, 12 de septiembre de 2009

Las grandes ficciones de siempre y de nuestra historia han hecho posibles el progreso, el terrible desarrollo técnico contemporáneo, pues en manos de nihilistas sin la idea de recompensa final, de Dios, del transmundo, del sentido, o ideas menores como la de nación y cualquier “bien”, no hubiera sido posible. A los reyes, a los jefes, a los príncipes, a los sádicos per se, no les debemos ningún escalón, ningún ladrillo de la cultura. Los cínicos y los nihilistas sólo acumulan poder. La redondez del mundo, el viaje a la luna, Internet, se adeudan al ascetismo de los alucinados, a la mezcla de apartamiento y crédito, a la fantasía de los abstraídos y la abstracción. PAPALARDO, en cambio, en medio de la C.G.T. te bajaba la luna, Violeta. “Odio el olor del dolor. (pensa pensa) Alegría, se burlan, boro, inhalación, anihilar prohibido. Alegría, maltratados por inhalación, anihilado prohibido. Prohibido el hilado, hilado, hilados, antes, antes del hilado. Al margen de la ley gracioso anihilado perdido y perder el hilo. Alargada, swing, el exilio, exhalar. Y Hilary, desentrañar (ella no huele como el Negro Blanco ese, vuela su huella). Por el momento, Alef. Tengo: Todo. Hay palabras escritas. En átomos. El punto más alto de alegría... Superar el dolor. Me pregunto si mi fluido... buscar.”

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